La mayor diferencia es que un coche híbrido cuenta con un motor de combustión interna en combinación con uno o más motores eléctricos, que funcionan con la energía almacenada en las baterías. La combinación de ambos elementos hace que estos vehículos sean mucho menos contaminantes que uno de gasolina o diésel y, además, ayuda a economizar y a optimizar el uso de combustible.
Los coches híbridos pueden ser de dos tipos: convencionales o de recarga.
Un coche eléctrico, a diferencia del híbrido, solo cuenta con un sistema de almacenamiento electroquímico o batería para guardar la energía con la que se mueve. También cuenta con uno o más motores eléctricos que generan energía mecánica gracias a la que se recupera en las frenadas, pero su fuente de alimentación básica pasa por enchufarlo a la corriente.
Como ya has podido ver, los sistemas de propulsión difieren en los coches eléctricos y los híbridos. Sin embargo, no es lo único que los diferencia, ya que hay otro buen puñado de características y circunstancias que los particularizan:
Lo cierto es que ambos tipos de vehículos tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Aunque a primera vista parezca que los coches eléctricos tienen más cosas positivas que los híbridos, hay un punto muy importante que puede decantar la balanza hacia uno u otro: tu estilo de vida.
¿Vives y trabajas en la ciudad y no sueles hacer viajes en coche? ¿O vives en una ciudad dormitorio, te desplazas todos los días en coche hasta tu lugar de trabajo y, además, sueles viajar por carretera? Quizás tu respuesta combine circunstancias de ambas opciones, pero al final, todo se reduce a cuánta autonomía necesitas. Al fin y al cabo, si vas a hacer viajes largos a menudo, debes ser consciente de que un vehículo eléctrico puede llegar a convertir un trayecto de 500 kilómetros en una aventura de día completo (dependiendo de cuánto tarde en cargarse y de su autonomía).
Otra cuestión a tener en cuenta es la cantidad de puntos de recarga para coches eléctricos que tengas accesibles en tu entorno. Si no tienes la posibilidad de cargar el coche con asiduidad, puedes incluso llegar a causar una avería o fomentar que las baterías pierdan autonomía.
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