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Tosferina: Identifica los síntomas y descubre su tratamiento
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¿Qué es la tosferina?
Muchas veces hemos escuchado el término “tosferina", una enfermedad que a menudo se confunde con la tos seca o la tos común. Sus síntomas iniciales pueden parecerse a los de un resfriado, por lo que es complejo realizar un diagnóstico temprano.
Como se trata de una enfermedad con ataques de tos severos que pueden llevar a complicaciones, especialmente en el caso de los menores, es fundamental reconocer sus síntomas y obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado para evitar la propagación de la enfermedad.
En este artículo, exploraremos en detalle los síntomas y fases de la tosferina, así como las medidas de tratamiento y prevención disponibles a modo de guía para tener presente cuándo debemos consultar con un profesional médico.
La tosferina es una enfermedad infectocontagiosa aguda que afecta al aparato respiratorio, cuyo síntoma típico es una tos en accesos o paroxismos. Se la conoce también como tos convulsiva y, aunque puede presentarse en personas de todas las edades, tiene un mayor impacto en niños. Se caracteriza por episodios severos de tos, y puede confundirse con la tos seca y la tos común. Puede desarrollarse en cualquier época del año, pero se trata de una de las enfermedades más comunes en invierno.
Historia y causas de la enfermedad
La bacteria Bordetella pertussis es la causante de la tosferina. Su descubrimiento se remonta a 1906 y no fue hasta la década de 1940 cuando se introdujo la vacuna. Esta bacteria se transmite por vía aérea a través de los fluidos expulsados al toser o estornudar y actúa adhiriéndose a las vías respiratorias y liberando toxinas que inflaman el revestimiento respiratorio.
Si bien la existencia de la vacuna ha reducido significativamente su incidencia, sigue siendo una preocupación sanitaria especialmente en bebés y personas no vacunadas.
Síntomas de la tosferina
Los síntomas de la tosferina en su estado inicial suelen incluir:
- Congestión nasal
- Estornudos
- Febrícula
- Tos leve que puede intensificarse
- Dificultad para respirar
- Vómitos
- Fatiga extrema
Fases de la tosferina
La enfermedad se desarrolla en tres fases:
- la fase de incubación
- la fase catarral o de inicio
- la fase de estado, convulsiva o asfíctica
Cada una tiene síntomas y duraciones específicas que debemos observar.
Síntomas característicos en cada fase
Período de incubación
Este período dura entre 1 y 2 semanas y es asintomático. El contagio se realiza directamente desde la persona enferma a la sana a través del aire por las gotas de Flügge, que son pequeñas gotas de saliva y secreciones que se expulsan al toser, hablar o estornudar. Es posible contagiar desde el periodo catarral hasta cuatro semanas después de iniciada la tos.
Período catarral o de inicio
Con una duración de 2 semanas, presenta síntomas catarrales inespecíficos como rinitis, estornudos, febrícula, lagrimeo y tos leve, seca e irritativa. La tos se intensifica progresivamente, predominando por la noche y pudiendo provocar vómitos. Los accesos de tos se desencadenan con el mínimo estímulo.
Período de estado, convulsivo o asfíctico
Este período dura entre 4 y 6 semanas, se caracteriza por la aparición de una tos paroxística o convulsiva. El paciente, tras una inspiración profunda, comienza con una tos intensa e ininterrumpida que dificulta la respiración. Durante esta fase, el reflejo del paciente suele ser estirar la cara y el pecho hacia adelante, sacando la lengua.
La tos ininterrumpida hace que el paciente se ponga colorado o cianótico y tenga los ojos llorosos, generando una sensación de gran angustia y malestar. Al finalizar la crisis, se produce una inspiración ruidosa conocida como "gallo" de la tosferina debido al paso del aire por una faringe estrecha.
¿Cómo tratar la tosferina?
Tratamiento médico y opciones antibióticas
El tratamiento de la tosferina se centra en el uso de antibióticos para eliminar la bacteria y disminuir la propagación de la enfermedad. Es muy importante la detección precoz con el fin de iniciar el tratamiento lo antes posible y atenuar así los síntomas más severos, por lo que debemos acudir siempre a un profesional médico ante la más mínima sospecha. La eritromicina, la azitromicina y la claritromicina son los antibióticos más comúnmente prescritos.
En los casos graves, especialmente bebés y personas que puedan presentar complicaciones, podría ser necesaria la hospitalización para administrar oxígeno y líquidos intravenosos, así como para monitorizar la función respiratoria. No se utilizan expectorantes ni antitusígenos.
Cuidados en casa y medidas de apoyo
Además del tratamiento médico que haya sido prescrito, hay ciertas medidas concretas que podemos tomar en casa para aliviar los síntomas y prevenir posibles complicaciones. Lo más importante es garantizar un descanso adecuado y para ello, se recomienda mantener una buena hidratación y comer frecuentemente, en pequeñas cantidades, para evitar la fatiga durante los episodios de tos.
Por supuesto, el ambiente debe estar libre de humo y cualquier otra sustancia que potencialmente pueda agravar la tos. Por otra parte, si queremos mantener las vías respiratorias húmedas y facilitar la respiración podemos recurrir a la utilización de humidificadores.
No obstante, y aunque hay acciones paliativas que podemos realizar en casa, hay que prestar atención a cualquier signo de empeoramiento de la enfermedad.
Diferencias entre tosferina y otras formas de tos
Los síntomas iniciales de la tosferina son similares a los de la tos seca y la tos común por lo que es relevante que sepamos diferenciarlos correctamente para determinar cuándo debemos acudir a un especialista.
Comparación con la tos seca y la tos común
Según un estudio publicado en la revista Clinical Infectious Diseases1, la tosferina se caracteriza por episodios prolongados de tos convulsiva, a menudo acompañados de un sonido agudo al inhalar conocido como “gallo”.
La tos seca no produce moco y es generalmente menos intensa y la tos común suele estar asociada a infecciones virales menores y presenta síntomas como congestión nasal y fiebre leve.
Señales para diferenciar cada tipo de tos
La naturaleza y duración de la tos nos indica la diferencia entre la tosferina, la tos seca y la tos común. Mientras que la tosferina se presenta en ataques intensos y repetitivos que pueden causar vómitos y agotamiento extremo, la tos seca es persistente pero menos severa y no produce el ya mencionado gallo. La tos común, asociada a resfriados, es más leve y menos persistente.
Posibles complicaciones de la tosferina
Si no se trata adecuadamente puede presentar complicaciones, especialmente en grupos vulnerables de población, como son los bebés o las personas con un sistema inmunológico débil.
Entre las complicaciones más graves se encuentran la neumonía (cuando la infección se extiende a los pulmones), convulsiones (causadas por la falta de oxígeno durante los ataques de tos severa), pérdida de peso y deshidratación.
Cabe recalcar que la neumonía es especialmente agresiva en lactantes. Un estudio publicado en Pediatrics revela que hasta el 20% de los bebés menores de seis meses con tosferina la desarrollan.
Cuándo consultar a un médico
Es vital buscar atención médica en cualquier fase de la enfermedad, independientemente de la aparente gravedad de los síntomas ya que se pueden prevenir muchas de las complicaciones graves asociadas con la tosferina y solo así se garantiza un tratamiento adecuado y oportuno.
Es especialmente importante acudir al médico de inmediato si se presentan síntomas severos como:
- Coloración azulada de la piel que indica una carencia de oxígeno.
- Apnea (períodos de suspensión de la respiración).
- Crisis epilépticas o convulsiones.
- Fiebre alta.
- Vómitos persistentes.
- Deshidratación.
Si tienes un Seguro de Salud te recomendamos pedir cita con uno de los médicos de atención primaria, o pediatras en caso de tratarse de un menor, que encontrarás en nuestro cuadro médico.
1 Kang, L., Cui, X., Fu, J. et al. Clinical characteristics of 967 children with pertussis: a single-center analysis over an 8-year period in Beijing, China.
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