Dermatitis del pañal y otras enfermedades comunes en recién nacidos

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Dermatitis del pañal

El cuidado de un recién nacido presenta varios desafíos para los progenitores, especialmente para aquellos que enfrentan la crianza por primera vez. Entre estos retos, algunos de los problemas de salud más comunes incluyen la dermatitis del pañal, la ictericia neonatal y el reflujo gastroesofágico. 

Aquí encontrarás una guía concisa sobre las causas, síntomas y tratamientos de estas condiciones, ofreciendo a los cuidadores información vital que les ayudará a manejar estas situaciones con mayor confianza y conocimiento. 

Nuestro objetivo es brindar a los padres consejos prácticos para el cuidado de sus bebés, asegurando así su bienestar y salud óptima desde los primeros días de vida teniendo una mayor información de los síntomas que deben detectar antes de consultar con un profesional.

La dermatitis del pañal es una infección causada por un tipo de hongo llamado Cándida y es muy común en los niños. Se trata de una forma de dermatitis que se da en el área cubierta por el pañal y que, a menudo, causa una incomodidad considerable.

Causas y factores de riesgo

La cándida prolifera en lugares calientes y húmedos, como dentro de un pañal, esto hace que la dermatitis del pañal sea común en bebés de 4 a 15 meses de edad, y tiende a ser más notable en bebés que empiezan a comer alimentos sólidos. Este tipo de dermatitis tiene más probabilidad de desarrollarse en bebés que:

  • No se mantienen limpios y secos
  • Están recibiendo antibióticos o sus madres están tomando antibióticos mientras amamantan
  • Tienen deposiciones más frecuentes

Otras causas de la dermatitis del pañal son:

  • Ácidos en las heces (observados con más frecuencia cuando el niño tiene diarrea)
  • Amoníaco (un químico producido cuando las bacterias descomponen la orina)
  • Pañales que están demasiado ajustados o frotan la piel
  • Reacciones a jabones y otros productos utilizados para lavar los pañales de tela

Tratamientos y cuidados preventivos

La mejor prevención para la dermatitis del pañal es mantener la piel limpia y seca. Por eso, será positivo mantener al bebé sin pañal el máximo tiempo posible. Acostarlo sobre una toalla sin pañal es una excelente opción.

A continuación, vamos a describir una serie de prácticas higiénicas y de cuidado para tratar la dermatitis y prevenir futuras irritaciones. 

Como primera medida, conviene lavarse las manos siempre antes y después de cambiar un pañal. Asimismo, es importante cambiar el pañal del bebé a menudo, especialmente justo después de que orine o defeque. Durante el cambio, usa agua y una tela suave o algodón para limpiar suavemente la zona del pañal, evitando frotar o restregar. También puede ser útil utilizar una botella de agua o un pulverizador para limpiar las zonas más sensibles sin causar irritación.

Después de la limpieza, seca la zona con palmaditas o deja que se seque al aire para minimizar la fricción. Al colocar el pañal, asegúrate de que está suficientemente flojo para permitir la circulación de aire y evitar que roce e irrite la cintura o los muslos del bebé. 

La nistatina, el miconazol, el clotrimazol y el ketoconazol son medicamentos comúnmente utilizados para la dermatitis del pañal por cándida. Es recomendable consultar siempre con tu pediatra o profesional de la salud qué cremas, ungüentos o talcos son recomendables para usar en la zona del pañal. A menudo, los productos a base de óxido de zinc o vaselina son efectivos para mantener la humedad lejos de la piel del bebé cuando se aplican sobre piel completamente limpia y seca. Evita usar paños, telas o toallitas que contengan alcohol o perfume, ya que estos pueden secar o irritar aún más la piel. Además, no se recomienda utilizar polvo de talco, dado que las partículas pueden ser inhaladas por el bebé y penetrar en sus pulmones.

Ictericia neonatal

La ictericia neonatal tiene lugar cuando un bebé presenta un alto nivel de bilirrubina en la sangre. La bilirrubina es una sustancia amarilla que el cuerpo produce cuando reemplaza los glóbulos rojos viejos; cuando los niveles son altos, la piel y la esclerótica de los ojos del bebé lucen amarillas.

Causas de la ictericia en recién nacidos

Usualmente empieza en la cara y luego baja hasta el pecho, la zona ventral (abdomen), las piernas y las plantas de los pies. La ictericia en el bebé puede deberse a varias razones, algunas fisiológicas y otras patológicas:

  • Ictericia fisiológica: es la forma más común y generalmente inofensiva. Suele notarse más claramente cuando el bebé tiene de 2 a 4 días y acaba resolviéndose sin tratamiento en una o dos semanas. Ocurre porque el hígado del recién nacido aún está madurando y puede tardar algunos días en procesar eficazmente la bilirrubina.
  • Ictericia por lactancia: algunos bebés experimentan ictericia debido a la deshidratación o una baja ingesta calórica, comúnmente asociada con dificultades en la lactancia materna.
  • La ictericia de la leche materna: es diferente de la ictericia por la lactancia y puede aparecer en algunos lactantes saludables después del 7º día de vida. Generalmente alcanza su punto máximo durante las semanas 2 y 3, pero puede durar a niveles bajos durante un mes o más. El problema puede deberse a la forma en la que las sustancias en la leche materna afectan la descomposición de la bilirrubina en el hígado.
  • Ictericia por incompatibilidad de sangre: ocurre cuando hay una incompatibilidad entre el grupo sanguíneo de la madre y el del bebé, como en los casos de incompatibilidad Rh o ABO, lo que provoca una destrucción más rápida de los glóbulos rojos del bebé.
  • Enfermedades o trastornos genéticos: algunas condiciones hereditarias o infecciones pueden también provocar un aumento en la producción de bilirrubina o afectar la capacidad del hígado para procesarla.
Enfermedades comunes en recién nacidos

Tratamientos y cuidados

En los recién nacidos, cierto grado de ictericia es normal y no puede prevenirse. El riesgo de ictericia grave a menudo puede reducirse alimentando a los bebés al menos de 8 a 12 veces al día durante los primeros días e identificando cuidadosamente a los bebés con mayor riesgo.

A todas las mujeres embarazadas se les deben practicar pruebas del grupo sanguíneo y anticuerpos inusuales. Si la madre es RH negativo, se recomienda hacer pruebas de seguimiento en el cordón umbilical del bebé. Esto también puede hacerse si el grupo sanguíneo de la madre es O positivo.

Hacerle un seguimiento minucioso al bebé durante los primeros 5 días de vida puede prevenir la mayoría de las complicaciones de la ictericia neonatal. Esto pasa por llevar a cabo las siguientes acciones:

  • Contemplar el riesgo de ictericia de un bebé
  • Verificar el nivel de bilirrubina alrededor del primer día.
  • Programar al menos una consulta de control la primera semana de vida para los bebés que salen del hospital en 72 horas.

La mayoría de las veces, no se requiere tratamiento y, en el caso de que se necesite, dependerá de:

  • El nivel de bilirrubina del bebé.
  • La velocidad con que se esté elevando el nivel.
  • Si el bebé nació prematuro (los bebés prematuros tienen mayor probabilidad de tratamiento en niveles de bilirrubina más bajos).
  • La edad del bebé.

En el caso de que el médico especialista determine que sí se requiere tratamiento estos son los más habituales:

Fototerapia: es el tratamiento más común para la ictericia severa y consiste en colocar al bebé bajo una luz azul especial que ayuda a descomponer la bilirrubina en la piel, facilitando su eliminación a través de la orina y las heces.

Suplementación de líquidos: un bebé con ictericia necesita ingerir muchos líquidos, ya sea leche materna o fórmula. Dar alimento con frecuencia (hasta 12 veces al día) estimula las deposiciones frecuentes y ayuda a eliminar la bilirrubina a través de las heces

Exanguinotransfusión: en este procedimiento, que se planteará únicamente en los casos más graves, se reemplaza la sangre del bebé con sangre fresca. Aplicarles inmunoglobulina intravenosa a los bebés con ictericia severa también puede ser muy efectivo para reducir los niveles de bilirrubina.

Es muy importante llevar a cabo una vigilancia constante y seguir de cerca los niveles de bilirrubina para constatar que no alcancen un nivel que no derive en complicaciones importantes.

En la mayoría de los casos la ictericia se resuelve sola, pero es esencial que los padres estén atentos a los signos y síntomas y consulten siempre a su pediatra para un diagnóstico adecuado y la implementación de un plan de tratamiento apropiado, asegurando el bienestar y salud del recién nacido. Si tenemos alguna duda concreta podemos aprovechar las visitas ya establecidas en el calendario de revisiones pediátricas recomendadas y plantearla.

Reflujo gastroesofágico en bebés

El reflujo gastroesofágico en el bebé ocurre cuando el contenido del estómago se devuelve hacia el esófago y, en ocasiones, sale de la boca. Es frecuente en los primeros meses de vida y generalmente se resuelve por sí solo a medida que el niño crece y su sistema digestivo madura.

Por otra parte, la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es un tipo de reflujo más grave y duradero. Si el bebé no puede alimentarse o el reflujo dura más de 12 meses, podría indicar ERGE.

Síntomas del reflujo en recién nacidos

Los síntomas de reflujo en bebés pueden incluir:

  • Regurgitación o vómito frecuente: es el síntoma más visible y consiste en la expulsión de leche poco después de alimentarse.
  • Irritabilidad durante o después de las comidas: el bebé con reflujo a menudo parece incómodo o molesto durante y después de comer.
  • Tos o sibilancias: pueden aparecer si el ácido del estómago sube al esófago y a la garganta.
  • Dificultad para alimentarse o rechazo al alimento: algunos bebés pueden asociar la alimentación con el dolor o el malestar causado por el reflujo, lo que puede generarles rechazo a la comida.
  • Problemas de crecimiento: a largo plazo, el reflujo severo puede afectar el crecimiento del bebé debido a una alimentación insuficiente.

Causas del reflujo gastroesofágico

Las causas del reflujo gastroesofágico suelen estar relacionadas con la inmadurez de su sistema digestivo. Uno de los factores más comunes es un esfínter esofágico inferior débil o inmaduro, que actúa como una barrera entre el estómago y el esófago. Cuando este esfínter está débil, permite que el contenido estomacal se devuelva hacia el esófago y a veces hasta la boca del bebé.

Otra causa habitual es un estómago excesivamente lleno, ya sea por comer demasiado o por acumular gases, lo que incrementa la presión en el estómago y promueve el reflujo. La posición del bebé durante y después de alimentarse influye significativamente; por ejemplo, acostar al bebé inmediatamente después de comer puede facilitar que los contenidos del estómago fluyan hacia atrás debido a la gravedad. Estos factores, individuales o combinados, contribuyen a que el reflujo sea una condición común entre los neonatos.

Tratamientos y consejos para prevenir el reflujo

Existen varios enfoques prácticos y no farmacológicos que pueden ser efectivos a la hora de abordar el reflujo. Algo tan sencillo como llevar una rutina de alimentación puede marcar la diferencia: alimentar al bebé con cantidades más pequeñas, pero más frecuentes ayuda a prevenir el reflujo, ya que reduce la presión en el estómago. Asegurarse de que el bebé eructe adecuadamente durante y después de cada toma para eliminar el exceso de aire o mantener al bebé en posición vertical durante las tomas y en los 30 minutos inmediatamente posteriores también disminuye la incidencia de reflujo. 

En algunos casos, puede plantearse cambiar la leche fórmula que se le está ofreciendo o incluso revisar la dieta de la madre lactante por si el origen del problema estuviera ahí. 

Por último, podemos recurrir al pediatra para que nos recomiende medicamentos que reduzcan la cantidad de ácido en el estómago. Estos consejos, combinados con el seguimiento médico adecuado, pueden mejorar significativamente la calidad de vida del bebé y aliviar las preocupaciones de los padres sobre el reflujo.

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