Lo primero que debemos saber es que existen diversos niveles de automatización:
Cuando se habla de vehículo autónomo hoy en día es en referencia a coches en los niveles 2 o 3.
Hay empresas, como Ford y General Motors, que están construyendo un vehículo autónomo desde cero. Otras, sin embargo, se han centrado en desarrollar softwares lo suficientemente potentes como para conducir cualquier vehículo, con todo lo que supone a nivel de atención y reflejos.
La clave está en desarrollar un software de percepción y predicción lo suficientemente potente como para controlar el entorno durante la conducción. Esta también es la mayor dificultad a la que se enfrentan las empresas, puesto que tienen que poder detectar los potenciales obstáculos y, además, predecir cómo pueden llegar a interactuar con el vehículo. Por ejemplo: tiene que detectar a un niño con una pelota jugando cerca de la carretera e intentar predecir si la pelota pudiera llegar a caer frente al vehículo, si el niño seguirá a la pelota, si el niño simplemente correrá hacia la calle sin la pelota como “aviso”, etc.
Pero prever y controlar no es lo único. El coche tiene que reaccionar a tiempo, como haría cualquier ser humano en circunstancias óptimas. Si el software no es lo suficientemente preciso, muchos usuarios no se atreverán a ponerse en manos de vehículos autónomos. Y para alcanzar ese grado de precisión solo se pueden hacer una cosa: seguir trabajando hasta que los avances tecnológicos y en el entorno de la IA sean lo suficientemente potentes como para respaldar la teoría.
Uno de los efectos más esperados de la normalización de los coches autónomos es la supuesta reducción drástica de los accidentes de tráfico, lo que podría llevar a cambios en el precio del seguro de coche. Sin embargo, no es descabellado pensar que, aunque los accidentes se volvieran menos frecuentes, estos podrían ser más graves. Y hoy en día, aunque existan varios tipos de seguros para coches, lo cierto es que ninguno podría ajustarse a un coche 100% autónomo.
Las aseguradoras tendrán que adaptarse paulatinamente, ofreciendo coberturas que se apliquen cuando el coche vaya en “piloto automático” y otras para cuando sea la persona la que lleva el control. Es probable que llegue el momento en el que incluso se prohíba al conductor hacer determinadas maniobras, como ocurre con los aviones o los trenes.
Hay quien dice que el nivel 5 está aún a décadas de distancia, otros que será una realidad en 5 o 10 años. ¿Qué opinas tú?
Te puede interesar