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Dieta sin sal: ¿Cómo conseguirla?
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Reduce la sal en tu dieta: Reduce los alimentos procesados e incluye más alimentos naturales
Más de 65.000 personas mueren en España cada año por enfermedades coronarias e ictus cerebrales. El 45% de los infartos de miocardio y el 50% de los ictus cerebrales se deben a la hipertensión arterial, una enfermedad cuya causa más importante es una dieta con niveles elevados de sal.
El cloruro sódico es necesario para el organismo humano y no debe suprimirse de la dieta, pero sí se debe controlar su consumo. En concreto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta máxima diaria de 5 gramos de sal, mientras que en España se consume casi el doble, unos 10 gramos diarios.
¿Cómo se puede conseguir una dieta sin sal? Se trata de reducir poco a poco la cantidad de sodio en las recetas e incorporar a la dieta aquellos alimentos con un menor contenido de este condimento. La costumbre ha provocado que la mayoría de las personas estemos habituadas a platos con alto contenido en sales minerales, por lo que no notamos el sabor de cada producto.
Ir incorporando a tus hábitos una dieta sin sal de manera paulatina te ayudará a saborear más los productos naturales. ¡Solo se trata de acostumbrar a tu paladar!
A continuación te pasamos algunos “tips” para conseguir reducir la sal en tu dieta.
- Las comidas caseras siempre contienen menor cantidad de sal que las precocinadas o los platos de algunos restaurantes, que incorporan más sal para potenciar el sabor. Siempre que sea posible, apuesta por incorporar en tu dieta productos frescos y elaborados en casa de forma sencilla.
- Como sustitutivos de la sal, se puede recurrir a algunos condimentos para potenciar el sabor, como el zumo de limón, el vinagre, las especias o el ajo.
- Es recomendable apostar por frutas y verduras, tanto frescas como congeladas, tubérculos como la patata, las legumbres, los cereales, los lácteos, los pescados frescos y la carne de pollo y pavo.
- Cualquier alimento procesado puede contener una cantidad de sal mayor que si es fresco. Acostúmbrate siempre a mirar el etiquetado de los envases y a desechar aquellos productos que contienen cantidades más elevadas.
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